Kevin Seman, de Lonely Roller, siempre había tenido una profunda pasión por las caricaturas. Aunque la vida lo había llevado por un camino diferente, seguía siendo optimista sobre sus sueños artísticos. De niño, Kevin disfrutaba dibujando y, durante la escuela secundaria, exploró el mundo del arte digital. Sin embargo, se dio cuenta de que sus habilidades necesitaban perfeccionarse si quería tener un impacto significativo en ese campo.
En la universidad, Kevin se encontró con profesores de arte que no mostraban el menor entusiasmo por sus aspiraciones artísticas. Su falta de apoyo y su aparente satisfacción cuando Kevin decidió explorar otros caminos podrían haberlo desanimado por completo. Pero Kevin eligió un camino diferente. Vio la indiferencia de sus profesores como una oportunidad para demostrar su valía, crecer y desarrollar su talento de forma independiente.
Años después, en medio de una lucha contra la depresión, Kevin redescubrió el poder curativo del arte. Volvió a dibujar, concentrándose en representar las cosas que le brindaban alegría y calidez. Sus obras de arte no eran impecables y sus habilidades estaban lejos de ser perfectas, pero perseveró. No había profesores ni maestros que criticaran su trabajo; no había calificaciones ni comparaciones que minaran su confianza. Kevin abrazó la libertad de la autoexpresión, permitiendo que su corazón y su alma guiaran sus trazos de lápiz. Con cada pieza que creaba, notaba una mejora, a medida que su estilo único comenzaba a tomar forma.
Kevin Seman apreciaba las imperfecciones de su arte, pues sabía que reflejaban su individualidad. Puede que sus dibujos no fueran obras maestras, pero destilaban autenticidad y un espíritu vibrante que lo caracterizaba exclusivamente. Por encima de todo, Kevin se proponía difundir alegría a través de su arte, hacer sonreír a quienes veían su obra. Comprendía que el mundo necesitaba su colorido desorden, sus deliciosas creaciones, ya que reflejaban la verdadera esencia de quién era él: un artista impulsado por la pasión y el deseo de hacer felices a los demás.
Consejos para compañeros artistas:
Nunca te rindas y nunca pierdas tu chispa. Acepta tu estilo y aduéñate de él. Incluso lo que percibes como defectos en tu arte podría darle el carácter que lo hará destacar en un mundo donde todos emulan lo que es popular. No temas a las críticas y nunca dejes que te desanimen. Estás mejorando con cada paso que das y nunca sabes lo maravilloso y hábil que te volverás si dejas que esa luz dentro de ti sea aplastada por trolls, críticos y snobs. Lo más importante es que el mundo vea lo que has creado. No hay nada de malo en hacer arte para ti mismo, pero si sabes que algo que has hecho le alegrará el día a alguien, entonces publícalo y déjalo brillar.
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